El sentimiento de UNIDAD CON TODO nos conduce a tres emociones espirituales: el AMOR, el ENCUENTRO, y la EMPATÍA.

El AMOR, como fuerza metafísica universal, expresa la NOSTALGIA de UNIDAD, pero desde la DIFERENCIA. Opino personalmente que el AMOR es la causa de la manifestación de Dios en el Universo múltiple, pues el AMOR no se puede dar en la pura UNIDAD, y Dios deseaba el amor de lo (aparentemente) diferente.

El ENCUENTRO se produce cuando reconocemos al OTRO a la vez como MISMO y como DIFERENTE a nosotros mismos.

La EMPATÍA es el deseo de sentir lo que el siente el otro, y compartir tanto su alegría como su dolor. Es la conciencia aguda de la INTERDEPENDENCIA de todos los seres, todos partes holográficas unos de otros e involucrados unos con otros.

Thich Nhat Hanh , monje vietnamita (1926-2022) creó el concepto de «INTERSER» para designar el modo de ser de los seres en el planeta Tierra. Somos EN RELACIÓN, y no podríamos serlo si no tuviéramos un SUSTRATO COMÚN.

Algunas tradiciones espirituales, como el Râja-Yoga, y todas las disciplinas ascéticas, no enfatizan este aspeco, centrándose más bien en una SALVACIÓN INDIVIDUAL.

Otras, como el JUDEO-CRISTIANISMO o o el BUDISMO, la subrayan expresamente.

La EMPATÍA no es lástima, sino CELEBRACIÓN.

Nuestra agenda de trabajo, como místicos en acción, es llevar la EMPATÍA a la economía, al trabajo, a la sexualidad, a la energía, a nuestro cuerpo, a nuestra comida, a nuestro aire, a nuestro transporte, a nuestro arte, a nuestra medicina, a nuestra educación… Te animás?

MÍSTICA y JUSTICIA SOCIAL.