«El mundo, visto en la luz de la consciencia impersonal, se revela como lo que es, un milagro permanente, el espectáculo divino que festeja su fuente invisible.» (Francis Lucille, Francia, 1944)
Cuando logramos salir de la conciencia egoica (la de nuestro nombre y apellido), y ubicarnos en nuestra conciencia universal, podremos ver el aspecto celebratorio de todo lo que existe, girando como un mandala alrededor de un centro aparentemente vacío.
Te pasó alguna vez?