«A ser amante de Dios aprendí anoche: vivir en este mundo y no llamar a nada «mío'». (Rumi, Persia, 1207-1273)
Rumi no preconiza el camino ascético de aislamiento de lo sensorial: aconseja no aislarse del mundo ni de la vida en sociedad,»vivir en este mundo».
Pero cuál será la clave para percibir lo Divino aun viviendo en este mundo? No llamar a nada «mío»,
Quién es el que se apropia de cosas y las llama «mías»? El ego psico-físico, cuyo ser inflado vive a base de adquisiciones para sobrevivir. Posesiones, riquezas, hijos, nacionalidades, equipos de fútbol, el ego se «apropia» ilusoriamente de personas y objetos para constituir su ser, y le parece que cuantas más cosas posee, más «existe».
Creer que algo es «tuyo» y otra cosa no, te separa de la totalidad. Si no llamas a nada «tuyo», todo será «tuyo», pues serás la totalidad.