«Oh amigo! Nadie te vela, excepto tú mismo. / En tu camino no hay espina ni hierba, / excepto tú mismo. / Dijiste: Alcanzaré al Amado o no? / Entre tú y el Amado no hay nadie más que tú mismo.» (Awhad-Al-Dîn Kermanî, m. 1238) (Aporte de Christian M.)
Lo único que se interpone entre Dios y tú eres tú mismo. Esta es la gran paradoja y dificultad de la Verdad Mística: comprender la coexistencia -y aun la identidad- del yo pequeño o psicofísico y el Yo Real Universal , Fundamento, Creador y Sostenedor del Universo, que llamamos con tantos nombres, entre ellos, «Dios».
Dios se autoaliena a Sí Mismo en infinitos pequeños yoes aparentes, separados, para que pueda surgir entre ellos el milagro del Amor.
Cómo lo ves?