Al encarnarse en seres finitos, Dios ha agregado al Ser la dimensión de lo Relativo.
Resultaría saludable para nosotros poder integrar ambas, como lo están en la Mente de Dios. No privilegiar lo fenoménico porque al ser transitorio, junto con el placer, nos trae dolor (si nos apegamos a algún fenómeno), ni sólo lo Absoluto, ambiente enrarecido en el que no podemos permanecer desde nuestra dimensión espacio-temporal.
Sería más saludable reflexionar acerca de porqué Dios ha agregado esta dimensión. Encontraríamos allí muchas respuestas a preguntas existenciales que a veces nos agobian.