«No podemos amar a Dios sin amar Su mundo.» (Sallie McFague, EEUU, 1933-2019)
Existen, en todas las tradiciones, dos actitudes posibles frente al mundo manifestado y a la Realidad autosubsistente; considerar que dicho mundo es un obstáculo para percibir a Dios (Ascetismo) o pensar que es un vehículo para percibir a Dios (Espiritualidad Holística).
Vos cómo lo ves? El mundo te distrae de Dios o te señala hacia Dios?
Yo siento que Dios está aquí y ahora, no hay tiempo ni espacio para Él, existimos por su causa, como también todo lo que es.
No hay un «aparte» para Dios.
Dios nos dio este escenario.
Cualquier hacer, decir o pensar, cualquier abstención o abstracción de esta realidad que nos toca, cualquier rito de negación del mundo también, forman parte de la historia improvisada que representamos, no hay manera de «no ser» el personaje que somos, ¡ni aún escondiéndonos detrás de un árbol!
No hay manera de salir de Dios.
Este es el tiempo y el espacio humano, en este plano en el que me tocó existir, con el loco, el ladrón, el ama de casa, el cura y el asceta o la abuelita.
Con los animales y las piedras y vegetales.
Con el agua y el aire que me nutren, y que necesito tanto al igual que el faquir, el rey de Inglaterra, la verdulera de aquí a la vuelta y hasta con Ana Jachimowicz!!!
¡Benditos seamos todos los que somos en esta existencia!
Gracias Rubén:
tu aporte es todo un tratado de Teología Holística!!!!
1) Intemporalidad e inespacialidad del Fundamento del Mundo
2) Dios como Causa última de todo.
3) Estar en Dios, aun negándolo
4) Tiempo y espacio como coordenadas de este plano
5) Divinidad de todo lo que existe, (hasta de Ana Jachimowicz!!! 🙂 yyto agrego: y de Rubén Fernández!!!)
Leyéndote, me inspira a parafrasear a Sartre («Estamos condenados a ser libres»):
Estamos «condenados» a ser Dios.
Abrazo «álmico»