«Hay una parte de tu alma tan infinita, que nada puede satisfacerla o darle sosiego, salvo la infinitud de Dios.» (William Law, Inglaterra, 1686-1761)
Esta insatisfacción infinita, que por ignorancia intentamos llenar con comida, bebida, sustancias, consumismo, violencia, trabajo y todo tipo de adicciones varias, es ni más ni menos que el anhelo de nuestra alma por Dios.