Dios Adentro Dios Afuera

Cómo y Porqué

Según la última teoría cosmológica en vigencia, el universo físico se originó hace unos 13.500 millones de años a partir de energía superconcentrada, en una explosión que se dio en llamar el “Big Bang”.

“La mayoría de los cosmólogos actuales considera que el Universo comenzó entre 8 y 15 mil millones de años atrás como una zona de energía pura incomparablemente caliente y extremadamente compacta. Intensas presiones internas provocaron que el Universo se expandiera muy rápidamente, creando el Big-Bang. A medida que se expandía, el Universo comenzó a enfriarse, condensándose en partículas elementales: electrones, positrones, fotones y neutrinos. Al enfriarse aún más, estas partículas establecieron relaciones estables unas con otras, dando origen a los átomos más simples: hidrógeno y helio. Había nacido la materia.”(Peter Russell, contemporáneo, EEUU)[1]

 A poco que reflexionemos sobre ello, caeremos en la cuenta de que esto constituye una descripción de cómo se originó este universo físico, pero no porqué. Y esto nos sucede con todos los conocimientos científicos. Por ejemplo, la Anatomía describe cómo son nuestros órganos corporales, pero no porqué son así y no de otra forma. ¿Por qué nuestros dedos son múltiplos de cinco y no de tres? ¿Por qué tenemos un eje de simetría externo que no se respeta interiormente? ¿Por qué cambiamos nuestros dientes una sola vez en la vida y no varias? ¿Por qué no tenemos dientes de crecimiento continuo como los roedores?

El porqué sigue siendo tan ignoto antes como después de la investigación científica, simplemente porque pertenece a otro plano de indagación. Y son precisamente las dimensiones del porqué y del para qué, más que las del cómo, las que nos interesan a los buscadores de respuestas fundantes. Esta distinción no es nueva. Ya Platón (Grecia, s. V a.C.), en su diálogo Fedón, presenta a Sócrates quejándose de que el enfoque científico de Anaxágoras no explicita las verdaderas causas de las cosas.[2]

Reconocer esta distinción no significa quitarle validez a la Ciencia: saber cómo funciona la realidad es muy importante para movernos en este mundo: es una de las facultades con las que ha sido dotado el ser humano y como tal debe ser usada. Muy por el contrario, debemos darle validez absoluta en su propio plano, evitando las siempre dañinas e inútiles interferencias entre Ciencia y Religión, como, por ejemplo, las condenas de la Iglesia Católica respecto a la teoría heliocéntrica de Galileo o a la teoría evolucionista de Darwin, o, a la inversa, el invalidar temas espirituales por parte de la Ciencia, como en aquella célebre frase atribuida a Claude Bernard: “El alma no existe porque nunca la encontré debajo de mi bisturí.”

Ni la Ciencia puede pronunciarse acerca del sentido o sinsentido del universo, o de la existencia o inexistencia de Dios, ni la Religión o la Mística deberían inmiscuirse en cuestiones científicas.  (Ana)

Una de las diferencias más importantes entre ciencia y filosofía es que mientras la ciencia explica cómo ocurren las cosas, la filosofía intenta revelar porqué ocurren.                          

Ciencia y Filosofía, entonces, no son contradictorias, sino complementarias.

La Ciencia no puede explicar por qué hay algo en lugar de nada. Tampoco puede dilucidar en forma satisfactoria por qué comenzó el universo, aunque conocemos teorías científicas acerca de cómo se generó. La ciencia tampoco tiene respuestas para otras preguntas esenciales de nuestra existencia.

Definimos a la Ciencia como el conjunto de disciplinas que permiten obtener conocimiento racional de los fenómenos naturales, de forma sistemática, objetiva y demostrable. El principal propósito de la ciencia consiste en desarrollar leyes y teorías comprobables experimentalmente con una metodología adecuada intentando revelar, predecir, comprender y controlar estos fenómenos.

La Ciencia ofrece soluciones para los desafíos de la vida cotidiana y nos ayuda a responder alguno de los grandes misterios de la naturaleza, (por ejemplo, qué es y cómo funciona la gravedad, cuándo se formó nuestro planeta, cómo se produjo el oxígeno en la Tierra, de qué se compone la materia… la lista sería interminable).  En otras palabras, es una de las vías más importantes de acceso al conocimiento. Nos permite además mejorar nuestra calidad de vida. Sin embargo, deberíamos recordar también que las teorías científicas son modificables, falibles y perfectibles, y que siempre nos deja en la duda de porqué suceden los hechos.

La Ciencia es cambiante, mientras que la Espiritualidad y especialmente la Mística no se han modificado a través de milenios.

La Ciencia es un excelente método de conocer el universo mediante observaciones, razonamientos, hipótesis, ensayos y experimentos; pero el ser humano necesita de la espiritualidad como un compromiso vivencial superador de lo meramente material.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2006, ha definido la salud como “estado de bienestar físico, mental, social y espiritual”. Define la Espiritualidad como el “camino interior para descubrir la esencia de nuestro ser, las creencias y valores que dan sentido a nuestra vida”.

En el concepto del insigne jesuita Teilhard de Chardin, Ciencia y Espiritualidad son dos visiones complementarias, dos caminos que tienen su origen en una realidad que los trasciende y que por lo mismo los considera unidos al final de la travesía.

La pregunta sobre el porqué de la existencia y sentido de nuestras vidas no tiene una respuesta científica. La Filosofía, la Religión y la Mística intentan dar una explicación que va más allá de lo racional e imposible de demostrar experimentalmente.                                                                                      

Grandes científicos de la historia especialmente matemáticos y físicosfueron también religiosos y/o filósofos, como Tales de Mileto, Pitágoras, Euclides y Aristóteles en Grecia, Arquímedes en Siracusa, Descartes en Francia o Isaac Newton en Inglaterra. Éste, considerado uno de los padres de la ciencia moderna, promulgaba que la matemática es el método más confiable y efectivo que conocemos para entender el mundo que nos rodea, pero también escribió: “Este sistema tan hermoso formado por el sol, planetas y cometas, sólo puede provenir del consejo y dominio de un Ser inteligente y poderoso…”

Durante el Renacimiento hubo un auge importante del arte y de las ciencias. Leonardo da Vinci (1452-1519) puede ser considerado el arquetipo del genio universal por su inteligencia, curiosidad, capacidad de observación, intuición, inspiración y creatividad, cualidades todas fundamentales en un científico.  Entre muchos otros descubrimientos describió la anatomía y fisiología del corazón como nadie lo había hecho antes. En su obra de arte más destacada “La última cena”, los estudiosos han encontrado varios símbolos del misticismo; cabe recordar que todos sus manuscritos están llenos de ideogramas geométricos desarrollados en armonía matemática. Esto nos sugiere que Leonardo, que respondió científicamente a muchas preguntas del cómo, también debe haber buscado secretamente el porqué. 

La vida sigue siendo un misterio, todo es sorprendente, y la pregunta por el  porqué está siempre presente. En mi opinión, debe haber un propósito detrás de todo, que la ciencia materialista, aún con sus increíbles avances, es incapaz de responder. (Jorge)


[1] Waking Up …, pp. 5-7.

[2] Platón, Fedón, 98c-99b.

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daniel paez
daniel paez
1 year ago

Podría decirse que como afirma Platón en boca de Sócrates en sus Diálogos, la finalidad de la Ciencia, la Espiritualidad y la Vida en sí es buscar el Bien?

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