“Contempla el Sol. Contempla la Luna y las estrellas. Contempla la belleza de los verdores de la Tierra. Ahora, piensa.» (Hildegarda de Bingen, monja benedictina, médica, mística, compositora, visionaria, teóloga, Alemania, 1098- 1179)
Hildegarda de Bingen enseñó que Dios se revelaba en Su Creación, y que las flores, el pasto, los árboles y los animales apuntaban todos a un ser divino. Para ver a Dios, primero contempla Su obra. Luego, acude a la razón.
Qué sería para vos «contemplar» por ejemplo, la hoja de un árbol?
IMAGEN: Hildegarda de Bingen, «El Árbol Cósmico».
Hay belleza en el contemplar antes que en la belleza propia de lo contemplado. La luz que se nos dio en los ojos es bella por ser un don y la hoja es bella por ser mirada.
Cuánta razón tenés, Rubén! Qué bueno que nos recordás esto: el poder de percibir belleza está en nosotros, es un don maravilloso que tenemos, un regalo! Y también su contrario: ver sólo lo feo…
Contemplar…? es percibir con todos los sentidos sin emitir ningún criterio, sino admirar la perfección de la hoja del árbol.
Exactamente Francisco! Mirar sin juzgar…En el Mito del Génesis, Adán y Eva pierden el paraíso cuando empiezan a dividir las cosas en buenas y malas… Paz y luz!
Admirar en todo su esplendor , la creación divina..