Dios Adentro Dios Afuera

El amor vence a la muerte

imagen de dos árboles antropoformes

Desde hace miles de años se ha ligado al corazón con las emociones de tristeza y alegría. Indudablemente influenciado por el cerebro, el corazón es el resonador de todos estos sentimientos, y siempre se lo ha relacionado con el amor.

Se atribuye falsamente la etimología de la palabra “amor” a la composición del prefijo “a” con la palabra en latín “mors” (muerte). Es decir que «vivir con amor» equivaldría a «vivir sin muerte». En realidad, su origen es latino, relacionado con la raíz indoeuropea “amma» (voz infantil para llamar a la madre).

El verdadero amor se caracteriza por su carácter de encuentro. Se trata de una relación de persona a persona, de unión y comunicación, de regocijo y creación. Sin embargo, también es posible trascender y experimentar emociones similares por la naturaleza, los animales, los libros, el arte o el deporte.

Se ha dicho del amor que es omnipotente, omnisciente, omnipresente, todopoderoso y eterno. Para los religiosos, Dios es amor. El sentido más profundo de la vida es el amor, todo energía positiva, y uno aprendió que es más valioso que las riquezas o el poder.

Al corazón -esa máquina tan perfecta- se le atribuye la facultad de amar. En la civilización occidental desde épocas antiquísimas se ha emparentado al corazón con el amor. Se aseguraba que el corazón era el órgano más importante porque de él emanaba ese maravilloso sentimiento llamado amor.

El corazón es la esencia de la vida y de la muerte.

Este extraordinario órgano se enferma con frecuencia, siendo la principal causa de fallecimientos en todo el mundo. De acuerdo con la Federación Mundial del Corazón, más de 18.6 millones de personas mueren por año de causa cardiovascular.

Cómo lograr que el corazón sufra menos daño?

Es bien conocido en nuestro ambiente médico el efecto “Roseto” (pequeño pueblo del estado de Pensilvania), fundado por inmigrantes originarios de una localidad italiana de los Apeninos, que llegaron a los Estados Unidos a finales del siglo XIX.  Entre sus pobladores casi no existen las enfermedades cardiacas. Pese a que fuman más y comen peor, su promedio de vida es mayor que el de las ciudades vecinas. Se descartaron factores genéticos y otras posibles causas, llegándose a la conclusión de la importancia de mantener y cultivar las relaciones humanas estables y generosas para producir un efecto protector de la salud. Se trata de gente afable, que se ayuda mutuamente, sin distinciones en el trato según el nivel económico, y familias extensas que se tratan en forma cercana; se respeta a los ancianos, los más favorecidos ayudan a los más desvalidos, y fundamentalmente viven en una atmósfera de amor al prójimo.

Hoy se sabe que la soledad aumenta el estrés, con incremento de la mortalidad de la población. El homo sapiens es un ser social, con un sentimiento amoroso de comunidad. Las relaciones sociales son fundamentales y su ruptura afecta la salud física y mental, incrementando el riesgo de mortalidad.

Diversos meta-análisis muy recientes siguen demostrando que la soledad y el aislamiento social son factores de alto riesgo, aún mayores que la obesidad y la hipertensión, para las enfermedades del corazón.

En esta corta vida terrenal no estoy seguro de que el amor pueda vencer a la muerte, pero estoy sí convencido de que con amor se vive más y mejor y de que sin amor no vale la pena vivir.

(Jorge)

Imagen: Unión Sagrada por Tony Carmine Salerno

————————————————————————————————–

——————————————————————————————

——————————————————————————————-

——————————————————————————————–diosadentrodiosafuera@gmail.com

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
4 Comments
Newest
Oldest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
Andy Videla
Andy Videla
1 year ago

En mi humilde opinión, el Amor es acción. El amor se hace. No se dice de él. Todo es parte de la percepción de cada uno. Si hemos vivido un buen amar, creemos en El y seguramente podría ganarle a la muerte., por amor se vive.
Hacer el amor es el acto mas puro y despojado que existe. Hacer el amor en el
sentido amplio de la palabra. Hacer el amor a los Hijos (insiisto que el Amor se hace mejor que decirlo), a un hermano, padres, amigo, ó pareja. Es entregar nuestro corazón sin esperar nada a cambio.
El amor se vive, no se lee . Elijo siempre, cantarle al amor que llorarle al desamor. En cuanto a Dios, la fé tiene el poder de sentirlo, de saber, que cuando acudimos a El, se nos presenta sin dudas. La fé no tiene Razón. Todo está en nuestra
mente, y si lo creemos, lo creamos. Quienes hemos acudido a Dios, sabemos que existe.
Es hermoso este espacio. Gracias 🙏

Martin Lombardero
Martin Lombardero
1 year ago

¿El amor vence a la muerte?

¿El amor vence la muerte? ¿Pero a cuál tipo de amor? El amor de pareja suele (pero no siempre) tener fecha de vencimiento, Este amor, que es el más popularizado… estaría descartado. El amor a un hijo es, en tiempos terrestres, infinito. Y por razones filosóficas, el amor espiritual, puede ser “el” elegido para vencer a la muerte.
Pero quizás, sea la muerte la que vence al amor. Porque si antes de nuestro paso terrenal no había nada y después… resulta que tampoco, la nada no podría vencer a nadie porque no es nada. Y nos quedamos lamentablemente en…nada.
Somos la única fuente de energía conocida que tiene consciencia del Universo. Pero nuestro transito terrenal es efímero comparado con el tiempo de vida “teórico” del Universo, que ha sido estimado en 13.500 millones de años. Si viviésemos 90 años, nuestro paso por la Tierra como única energía consciente conocida equivaldría al 0.0000006666666666666667 % del tiempo terrestre estimado desde el nacimiento de este Universo, sin saber aun sin hay otro paralelo, uno antes del nuestro, o un sistema infinito de Multiversos.
Analicemos primero nuestra unidad orgánica viviente, la célula. Nada de estos cuestionamientos tendría sentido si no entendemos que cada célula de nuestro cuerpo y de cualquier ser viviente en este planeta, necesita la conexión con sus semejantes. Cada célula tiene puentes, una conexión con sus células vecinas, que se llaman desmosomas, por donde fluyen biodatos, nutrientes, energía… Cuando estos puentes se rompen o se cortan, la célula muere. Sin contar los glóbulos rojos, tenemos 5 billones de células que tejen puentes entre sí en cada tejido para formar un órgano, un sistema, hasta ser un cuerpo. Ese cuerpo también, a imagen y semejanza de su unidad orgánica viviente, necesita puentes, conexiones con sus semejantes para poder vivir. Por ese puente, por esa conexión imprescindible, fluye, entre otros tipos de energía, el amor. No podemos vivir aislados. Ningún mamífero puede vivir aislado. El amor de cada familia de mamíferos no es muy distinto a la de nuestra raza. Nos diferencia del resto animal el neo córtex, ese manto cerebral que nos dio el raciocinio, pero nos trajo, como efecto adverso, el ego. Y en ese egocentrismo, viene nadando la humanidad que hasta llegó a inventarse un Dios a su propia imagen y semejanza. Analicemos. El 99.9% de la raza animal de este planeta (incluye los insectos) tiene dos ojos. ¿Porque dos y no cuatro, o mejor seis y tenemos un 360 para no mover el cuello? ¿Porque Dios así lo quiso? La madre de todo ser viviente de este planeta fue una bacteria, a la que apodaron LUCA y vaya a saber cómo, apareció hace 4.500 millones de años. Todos los seres vivos conocidos venimos de ahí, y somos iguales ante las leyes del Universo. Pero solo nosotros tenemos la capacidad de imaginar que hay después de esta vida, y poder elaborar en este interesante blog filosófico, si el amor vence a la muerte. El hombre, en su inmensa mayoría, cree que es el centro del Universo. Y eso es inversamente proporcional al grado de espiritualidad adquirida.
En un plano más terrenal, todos los animales, como las células de nuestro cuerpo, necesitan interconexión para poder sobrevivir. Todos en este planeta necesitamos amor para poder sobrevivir y así vencer a la muerte. En este sentido, ¡si! el amor vence a la muerte.
Ahora bien… la pregunta es: ¿el amor vence a la muerte después de la muerte?
Intentare, con la humildad que me genera la permanente duda, hipotetizar si el amor espiritual vence a la muerte.
Podríamos decir que Dios está en un TODO que incluye a todo el Universo, y que hay una red de conexión global, que se rige por energía. Podría decir que Dios está y es cada una de las múltiples formas de vida de este planeta, pero seriamos mezquinos y egocéntricos si pensamos que somos los únicos seres vivos versus el Universo todo. Entonces, Dios es el Universo, pero también es el Universo de al lado, el multiverso y sus confines. El Universo tiende al caos y al equilibrio, y nosotros como fuente de energía que somos, también. Y si cada célula es un fractal del Universo, y el Universo es Dios, muchos de nosotros no nos hemos dado cuenta que somos, en esencia, el mismísimo Dios. Ahora… ¿Quién tiene la certeza sobre cual Dios es Dios? Podemos afirmar que Dios existe con una falacia ad ignorantiam: “No se puede afirmar ni comprobar que Dios no existe, por lo tanto, Dios existe”. y “no está demostrado que Dios no es amor, por lo tanto, Dios es amor”. Entonces, el amor vence a la muerte porque Dios es eterno. Fin.
Sera así? Puedo ser partícula y onda a la vez en el mundo cuántico. Y puedo creer y no creer. Puedo crear un Dios básico a mi imagen y semejanza, o puedo hacer un Dios Universal con un amor Universal. Puedo dudar si Dios creo a los hombres o si los hombres crearon a Dios. Puedo relacionar la ciencia con la fe, hasta darme cuenta que son antagónicas y caer en un vacío… de fe, o de ciencia… Y pensar que mi paso fugaz como espíritu que habita en un cuerpo, necesita del amor, tanto del terrenal como del espiritual para poder sobrevivir y soportar esta vida consciente. (no nos olvidemos del rol de la angustia existencial en nuestra mente)

Puedo dudar que exista un Dios, pero no puedo dudar que me es imprescindible el amor para poder sobrevivir. Y si para muchos seres pensantes Dios es amor… estoy en una contradicción eterna. Si en mi consciencia cuántica el observador cambia lo observado, aquellos que crean que el amor vence a la muerte lo verán así porque Dios es eterno, Dios es amor, por consiguiente, el amor es eterno y vence a la muerte.
El ser humano necesita creer, porque la angustia existencial es muy fuerte. Dios es un bálsamo de amor para que esa angustia existencial se transforme en vivencia existencial sin angustia. Bálsamo que nos llega a mediana edad (con suerte) cuando empezamos a envejecer. Es decir, nos entregamos al bálsamo (en Occidente) cuando la biología nos encierra lentamente y los mecanismos de “reproducción y supervivencia” comienzan su lento ocaso.
Y el amor? ¿cambia también según la biología? En lo personal… sí. Nuestras hormonas, neurotransmisores y neurohormonas cambian década tras década, y nuestra forma de amar en tierra también. El amor en las primeras décadas es adictivo, lo mueve la pasión, es irracional y se rige por dioses paganos. Incluye el sexo como poderoso puente de unión. El amor en las últimas décadas, es más espiritual, racional y se rige por un Dios Universal. En definitiva, los cambios biológicos rigen nuestra manera de amar, y este es un concepto científico que va en contra de la Fe. Porque la Fe desconoce o no toma en cuenta los cambios biológicos. La Fe es atemporal. La biología no.
En definitiva, el amor vence a la muerte solo si incluimos el concepto de Dios. Si no, el amor es un puente de conexión imprescindible que nos permite sobrevivir, reproducirnos y transitar la vida terrena, mientras va mutando la forma de amar según los cambios biológicos de cada ciclo hasta que la muerte vence al amor.
O bien… puedo incluirme en un intermedio entre la biología y el Dios Universo… Es decir, a la vez que soy consciente de mis cambios biológicos (me vuelvo más viejo), me voy transformando en un ser más espiritual, acercándome a un Dios Universal que es el mismísimo Universo, incorporando racionalmente la gratitud como principal virtud (como principal acto de amor), y entonces puedo dudar si el amor vence a la muerte o si la muerte, como fin de mi ciclo biológico, vence al amor.
Mientras dudo de todo, pienso que el amor y la gratitud son las dos principales virtudes que tenemos como raza. ¡Pero no somos los únicos!… nuestro querido perro, sin neocórtex cerebral y sin raciocinio, es un ser que solo expresa amor y gratitud a su amo, a cada instante y de por vida. Y quien te dice… más allá también. Puedo intuir, cuando mis ondas cerebrales y el campo electromagnético de mi corazón se armonizan con el cerebro y el biocampo de mi perro, que está expresando, en conceptos de energía, que el amor vence a la muerte.
En síntesis, solo les he compartido mis dudas. Y ha sido un placer.

Martin Lombardero

Suscribite para recibir avisos cuando se publiquen nuevas entradas de "Ciencia y Espiritualidad"

4
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x