La enfermedad no es sólo la pérdida del estado de salud si se entiende a la salud simplemente como un estado de bienestar físico, mental y social como la definió la organización Mundial de la salud (OMS,1948).
La salud implica, para ser completa, como definimos en otros capítulos de este sitio, poseer también un “bienestar espiritual”, entendiendo por Espiritualidad el camino interior para descubrir la esencia de nuestro ser, las creencias y valores que dan sentido a nuestra existencia.
Cuáles son esos valores? Pues el amor, la gratitud, la esperanza, la empatía, la alegría, la bondad, el perdón…
El bienestar espiritual también puede ser concebido como un estado de armonía interna, que le brinda al individuo una sensación de identidad, de trascendencia, con actitudes positivas, y con un sentido de la vida. No sólo implica relacionarse con uno mismo sino con el otro, con la Naturaleza y con una realidad superior.
En general la Espiritualidad representa también aspectos relacionados con la ética, la creatividad y la conciencia de lo sagrado.
La comunicación del paciente con una conciencia superior (llámese Naturaleza, Inteligencia Cósmica, una misteriosa fuerza suprema o “Dios”) le va a ayudar en el proceso de sanación.
Uno puede enfermarse psíquica y físicamente cuando falla esa con-cordia interior. La sanación del enfermo comienza y termina cuando el corazón y la mente comprenden esa Realidad y asumen una actitud positiva. La Espiritualidad desempeña un papel importante en la comprensión de la enfermedad y permite mitigar el sufrimiento del paciente, siendo fundamental en la búsqueda de la sanación.
Los síntomas, muchas veces, son mensajeros de conflictos emocionales que, hasta que no logran ser reconocidos y atendidos, no se logra vencer el padecimiento.
Está comprobado que las emociones, la soledad, la depresión y la ausencia de esperanza disminuyen el estado inmunológico y las defensas del organismo, favoreciendo la aparición de enfermedades y complicaciones.
Hoy disponemos de enormes avances terapéuticos que no debemos desestimar, para numerosas enfermedades que se consideraban incurables. Sin embargo, con un pensamiento auténtico, con esa fuerza invisible de la conciencia superior, se va a lograr una sanación más completa. Lo que la mente ordena con convicción, el cuerpo en general lo cree.
Hipócrates recomendaba curar el alma antes de curar el cuerpo.
Ya no debería haber más lugar para una práctica médica meramente sintomática que nos empobrece como médicos; es imprescindible tener un mayor compromiso con el factor humano, intentando con empatía interpretar las causas profundas que llevaron a nuestro paciente a enfermarse y entonces podremos cambiar su actitud con una terapéutica holística que incluya la Espiritualidad. (Jorge)
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Hasta aquí la propuesta de Jorge por una Medicina Holística, que integre el aspecto espiritual. Desde una perspectiva mística, por otra parte, podemos decir lo siguiente.
Según l@s místic@s de todas las tradiciones, la Realidad está hecha de Conciencia. La “materia prima” de la realidad es la Conciencia. Se trata de una Conciencia Universal, una Conciencia Cósmica, un “Alma del Mudo”, el “Gran Espíritu” de las tradiciones nativas. Esta Conciencia Universal, por lo tanto, impregna o se encuentra presente, obviamente, en todas Sus manifestaciones (materiales, energéticas, emocionales, mentales o de cualquier tipo).
Ahora bien, sucede además algo incomprensible para la Razón Humana: de un modo que podríamos llamar “holográfico”, esta Conciencia se subdivide en infinitas unidades, estando a su vez toda entera en cada una de Sus manifestaciones fenoménicas, separadas o interpenetradas entre sí.
Por ejemplo: una célula del hígado posee su conciencia propia, el hígado como totalidad también posee su conciencia específica, y el sistema digestivo como un todo también posee su propia conciencia. En cada una de Sus partes, la Conciencia Única se “modula” para dirigir funciones y modos de existencia diversos y específicos.
Es así como nuestro cuerpo en su totalidad posee a su vez también su propia conciencia y su propia misión: servir de vehículo a la manifestación de la Conciencia como nuestro yo individual. Y por ese motivo, el cuerpo está “programado” para servir a los designios de este yo individual, que porta nombre y apellido. Y así vemos que nuestro cuerpo es nuestro amigo más fiel, cumpliendo sin chistar con todo lo que le pedimos. Sólo cuando “no da más” se quiebra, comienza a funcionar deficientemente, o directamente no puede responder.
Por eso la propuesta de este texto es la de cambiar nuestro enfoque acerca de lo que llamamos “enfermedades”. Propone que, además de tomar medidas para aliviar el dolor, la incomodidad o la discapacidad, veamos “allí atrás” al cuerpo pidiendo auxilio,sonando alarma, instándonos a cambiar algo de nuestro modo de vida.
No se trata sólo de suprimir el síntoma, y en esto creo que coincidiremos con Jorge, sino de no hacer oídos sordos al pedido de nuestro cuerpo que -y esto es importante recalcarlo- sólo nosotros estamos en condiciones de interpretar. Algún profesional terapeuta podrá ayudarnos, por supuesto, pero sólo cuando “nos caiga la ficha” a nosotros mismos, de qué es lo que el cuerpo está diciendo, podremos realizar los ajustes correspondientes en nuestro modo de vida.
Alguna vez escuché una definición de la salud como “el silencio de los órganos”. Ahora sabemos que, según la cosmovisión mística de la vida, el cuerpo es una entidad con una conciencia particular. Cuando el cuerpo se pone a hablarnos con dolor, deficiencia o incomodidad-, prestémole atención y tomemos las medidas correspondientes. (Ana)
Estoy de acuerdo! El cuerpo lleva registro de todo, evidentemente, incluso más allá de esta vida. Qué importante sería para nuestra evolución integral poder contar con una medicina que abarque, contemple y considere al ser humano como un todo. Claro que la medicina convencional, tal como se piensa y aplica en estos tiempos más que antes, no está aquí para «sanarnos», y aún nos ve como un síntoma generador de dinero. Por esto, justamente, creo muy importante no perdernos de vista (ni acotarnos a la visión alopática tradicional de una enfermedad) y llevar nuestro propio registro que nos permita «interpretarnos» y conducirnos por el camino que nos devolverá al estado original. Algo que muchas veces se torna difícil ante los desafíos de la vida misma.
Hola Jorgelina,
yo también creo que nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros traumas y nuestros aprendizajes son registrados en nuestro cuerpo energético en forma de vórtices energéticos, y eso es lo que llevamos cuando desencarnamos. Incluso he leído de casos reportaod por el Dr. Brian Weiss, en que el patrón energético ha reproducido en el nuevo cuerpo lesiones de un cuerpo anterior.
En cuanto a tu reproche a la medicina actual, me consta por algunos médicos que están suscriptos a este sitio, que muchos concuerdan con tu descripción de la situación, reclamando una medicina más holística y empática, que integre incluso, y como corona, el factor espiritual.
Lo que dices de llevar un registro e interpretar nosotr@s mismos los vaivenes de nuestro estado, es un muy buen consejo para cada un@ de nosotros.
Sé que vos hablás por propia experiencia!
Gracias!
Sííí, claro, hablo desde mi experiencia (y sin ánimos de ofender a nadie). A veces siento que la medicina convencional muchas veces no puede evolucionar porque hay instituciones más grandes que la controlan y la manejan… tenemos varias muestras a nivel mundial de eso… una pena. Pero siempre hay excelentes excepciones, médicos nobles que investigan, se la juegan y tratan a sus pacientes como el todo que son. Esos son mis preferidos!!
En cuanto a tu comentario sobre el Dr. Brian Weiss: qué interesante!! Sabes dónde podré leer más al respecto? Me lleva a pensar cuánto resta por descubrir nuestro cuerpo, esta máquina tan fascinante… nunca me deja de sorprender.
Abrazo!
Hola Jorgelina!
Es así como decís.
Hay mucho material en Google sobre Brian Weiss, también su libro «Muchas vidas muchos maestros». También si lo deseas te puedo poner en contacto con Liliana Holmann, su discípula argentina, a quien conozco.
Paz y luz!
Sí a todo, pero además…¿No vendremos con una «fecha de vencimiento»?
El cuerpo físico tiene fecha de vencimiento. Y también hay un yo al cual la idea de su mortalidad le parece un escándalo y no la acepta. Por qué?
Los místic@s de todas las épocas y tradiciones te dicen que esa parte, que denominan «conciencia», «yo espiritual», «âtman» o «yo superior» es atemporal, no nacido y no mortal. Además es universal y único para todos los seres. Por lo tanto, «morir» no sería «desaparecer», sino «crecer» hastaocupar todo el Universo. Las creencias difieren respecto a lo que sucede entre esos dos puntos, encarnación y ser pura conciencia.Algunos opinan que volvés a tomar un cuerpo material, otros piensan que sólo te revestís de los cuerpos más sutiles, como el emocional, el mental y el energético, habitando los mundos correspondientes.
Yo personalmente, puedo decir por experiencia propia, que cuando habito mi yo real, percibo claramente su inespacialidad, y parte de su atemporalidad, pues atraviesa inmodificado los recuerdos de muchas experiencias diferentes.
Por otro lado, sean cuales fueran las tormentales emocionales que padezco, soy mi yo inmodificado que las atraviesa y las percibe. Pareciera entonces atemporal (no modificado por el cambio).
Todo esto para decir que el YO REAL no tiene «fecha de vencimiento».
No sé si todo esto escrito en insomnio, aclara u oscurece?:-)