«Nos hemos rodeado de artificios tecnológicos para ahorrar tiempo, sólo para vernos abrumados por planes que no podemos llevar a cabo, compromisos y plazos que no podemos cumplir, programas que no se pueden realizar… ‘No tengo tiempo’: es la nueva pobreza: la pobreza de la opulencia, el no tener tiempo.» (Jeremy Rifkin, EEUU, 1945)
Cómo lo ves tú? Has dicho la frase «No tengo tiempo» hoy? Esta semana?
Por supuesto quien no ha dicho no tener tiempo. Lo importante es no perder el tiempo o no saber qué hacer durante un tiempo ( eso sí que es un pecado capital ).
Hoy abrumados por la situación económica, la necesidad de tener más de un trabajo, el darle tiempo a la familia, el practicar algún deporte, cultivarse con la lectura, en realidad queda poco tiempo para meditar, para autoindagarse, por lo tanto cada vez somos más pobres espiritualmente.
Qué habrá querido expresar, el genio de Salvador Dali cuando pintó los relojes blandos en su cuadro «la persistencia de la memoria». Tal vez quiso escaparle al inexorable paso del tiempo porque para percibir éste debe usarse la memoria y el reloj es uno de los instrumentos utilizados para medir la duración de los acontecimientos.
A veces sucede que nos autoexigimos cumplir tantas actividades que nos pasa eso: «No tenemos tiempo» para cumplirlas todas .