Qué pasa cuando Dios quiebra una ramita cerca tuyo

Claro que si y en el lienzo verde del bosque frondoso,
donde el sol se filtra en rayos dorados,
la naturaleza baila su danza armoniosa,
en un ritmo de vida que jamás se ha parado.
Las hojas mecen sus cuerpos con el viento,
como bailarinas en un vals sin fin,
susurrando secretos al oído del tiempo,
en un lenguaje solo por ellas comprendido.
Las flores, cual divas de colores vibrantes,
abren sus pétalos como un abanico,
invitando a las abejas a sus danzas galantes,
en un ballet perfumado y mágico.
El río, cual serpiente de cristalina corriente,
serpentea entre rocas con gracia sin igual,
cantando su melodía con voz insistente,
en un ritmo que fluye sin cesar jamás.
Las aves, cual sopranos en un coro celestial,
elevan sus voces en un canto armonioso,
llenando el aire de notas que jamás callan,
en una sinfonía que nos eleva al cielo glorioso.
Y en el corazón de este baile sin fin,
donde la vida brota en cada rincón,
la naturaleza nos enseña a vivir sin fin,
en armonía perfecta con su canción.

Oda a la belleza y la armonía de la naturaleza. Cada elemento del bosque, desde las hojas hasta las aves, participa en una danza constante y sin fin. La naturaleza es un ejemplo de vida en plenitud, un recordatorio de que debemos vivir en equilibrio con el mundo que nos rodea.