Ni la libertad ni el sentido pueden lograrse considerando sólo lo inmanente. Lo trascendente, que habita en lo inmanente, percibido por los místicos y sospechado por los buscadores espirituales, es la única tabla de salvación para la angustia existencial. (Ana, Argentina, 1950)
## Éxtasis Cósmico
La noche se desata, manto profundo,
sembrado de diamantes, astros errantes.
La luna, pálida reina, en su rotundo
silencio, cuenta historias delirantes.
Los místicos, con ojos encendidos,
en la danza del cielo se extasían.
Sus almas, a los éteres unidas,
en la belleza cósmica se perdían.
La Vía Láctea, río de fulgores,
cascada de misterios infinitos,
despierta en sus espíritus temblores,
visiones de los mundos no escritos.
Susurran los planetas melodías
que solo el alma en trance puede oír.
La locura sagrada, en sus vigilias,
les revela el secreto del existir.
En cada estrella hallan un destello
de la divinidad que los abraza.
El universo entero es un cabello
de la belleza pura que los enlaza.
Y así, embriagados de celeste vino,
en la locura santa se sumergen,
viendo en cada astro un sendero divino,
donde la mente y el espíritu emergen.
La naturaleza canta en cada rayo,
en cada sombra, en cada parpadeo.
Y el místico, en su éxtasis, es un ensayo
del infinito, del eterno deseo.
Gracias Ángel,
Por tus hermosas poesías místicas.
Con tu permiso, las pasaré en el programa DIOS ADENTRO DIOS AFUERA de Radio Mantra fm
Paz y luz!
Nadie está tan solo como los que sufren el destierro y los que concurren en horas inusuales a las iglesias. Estos últimos arrastran una soledad infinita, un abismo que justifica el hueco desproporcionado que albergan los templos, los cuales en su amplitud parecen siempre desiertos. En realidad, no lo están, permanecen ocupados por la desesperación de los feligreses, por su sumisión a lo desconocido. Las iglesias se hallan vacías, pero están llenas de soledad.
Nada produce tanta compasión como la unción del que concurre solitario a encontrarse con un altar del templo. Esclavizada su expresión con los ojos en éxtasis y el reflejo del ícono en el fondo de la pupila. Con el rostro fijo, inmóvil, inclinado en estado de imploración extrema, a la espera de algún mínimo mensaje que lo aliente. Las manos cruzadas apuntando hacia lo alto, asemejando la requisitoria de las cúpulas de la iglesia. Nada produce tanta conmiseración como ese hombre hincado, sujeto sin otras alternativas a mandatos misteriosos o el azar más incierto e inexplicado. La soledad que traduce esa imagen, es la que yace en el interior del hombre.
No busques más a Dios en los templos ni en las iglesias ni en las sinagogas ni en las mezquitas!!!
Buscalo en tu interior, en el núcleo de tu propio ser.
Y además no implores, no pidas…. Agradece! Celebra! Que tu felicidad no dependa de terceros!!!
Se acumula decepción desde que la conciencia advierte del mundo. Entonces desviste esa inocencia natural del nacimiento. Aporta a un egoísmo, qué escondido en sus entrañas, se mimetiza en una necesidad de vencer con las aspiraciones por encima del prójimo. Nos entregamos a la decadencia de explotar a nuestros coterráneos, de acceder a la fatalidad contra la naturaleza. Se actúa con la necesidad mesiánica de que no importa dejar los escombros a los pies de la propia historia. Se tiene el sólo propósito de olvidar a quien se inunda de decepción que conllevan las conquistas fatales. Se suceden las generaciones con una necesidad creciente de treparse a triunfos gloriosos desprovistos de toda lucidez, empecinadas en llevar la inestabilidad emocional que las acecha hasta quedar aisladas de lo natural. El auténtico éxito de poder mantenerse sobre la tierra se edifica en el barro que contiene a todas las huellas y al polvo de los ancestros. En ese fango el hombre acelera su proceso hacia un aislamiento mayor. El hombre no progresa, se hunde en la ignominia. Se ha ido transformando en verdugo de sus propios hijos. Cada generación se defiende de la intrepidez de la que le sucede.
La conciencia no adviene al mundo. El mundo adviene a la Conciencia. Éste es el giro copernicano de la sagrada Filosofía Perenneque trae paz y felicidad al alma.
Bendiciones infinitas, querida Ana…, eres musa inspiradora… elevando frecuencia!
Así es cuanfo sentimos la Presencia en nosotros… cada acción inminente es trascendente…
Es la Luz wue nis impregna en nuestra escencia permitiendonos manifestar la Acción de Dios en nuestras vidas…
La Luz AMOR TRASCENDENTE inckndicional e Inconmensurable nos impregna…
y Sentimos que rl Amor Todo lo puede y lis milagros son don , gracia en nuestro diario vivir…
Es el gozo del Alma en plena Gratitud infinita
Abrazo Mágico de Corazón a Corazón
Hola Liliana!
Qué gusto escucharte por acá! Muchas gracias por tus palabras, hermana del alma! Las valoro mucho y son un aliento para seguir en este camino que tú también transitas.
Paz y luz y lluvia de bendiciones!